Los nuevos engranajes del sistema de pagos: Fiat, CBDC, Stablecoins y Cripto

El ecosistema de pagos global atraviesa una transformación profunda impulsada por la digitalización y la tecnología de registros distribuidos (DLT). A la columna vertebral del dinero fiduciario —sostenida por infraestructuras como los sistemas RTGS, las cámaras ACH, las redes de tarjetas y la mensajería SWIFT— se suman nuevas tipologías de dinero con funciones diferenciadas: las monedas digitales de bancos centrales (CBDC), que buscan extender la soberanía monetaria al entorno digital; las stablecoins, emitidas por entidades privadas y respaldadas por reservas en Fiat, que ya mueven volúmenes comparables a los de grandes redes internacionales; y las criptodivisas, que funcionan como laboratorio de innovación tecnológica aunque aún limitadas para pagos masivos. Junto a estos modelos emergen ecosistemas paralelos —dinero electrónico, redes de bigtech y pagos instantáneos nacionales— que amplían las “carreteras” por donde circula el valor. El futuro de los pagos será híbrido, donde soberanía, innovación y confianza deberán coexistir en equilibrio. 

De las infraestructuras tradicionales a los tokens digitales, cómo se reconfigura la arquitectura de los pagos globales

Durante más de un siglo, los pagos globales se han sostenido sobre un mismo pilar: la moneda fiduciaria emitida por los bancos centrales. El dólar, el euro o el yen son la sangre que recorre las venas de la economía. Pero en la última década, nuevas formas de dinero han aparecido, impulsadas por la tecnología blockchain y la DLT (Distributed Ledger Technology). Hoy hablamos no solo de billetes y transferencias bancarias, sino también de CBDCs, stablecoins y criptodivisas. 

La pregunta ya no es si cambiará la forma de pagar, sino qué modelo se impondrá en el futuro. 

Fiat: la columna vertebral de los pagos

El Fiat (dinero fiduciario) sigue teniendo un papel preponderante. 
Es la divisa que usamos a diario para pagar la compra, cobrar la nómina o liquidar contratos internacionales. Los roles son claros: 

  • Banco central como garante. 
  • Bancos comerciales como distribuidores. 

Pero lo que realmente sostiene al sistema son sus infraestructuras de pago, organizadas en distintos niveles: 

  • RTGS (Real-Time Gross Settlement) → sistemas de liquidación bruta en tiempo real gestionados por bancos centrales, que procesan operaciones de gran valor (ej. TARGET2 en Europa, Fedwire en EE. UU.). 
  • ACH (Automated Clearing House) → cámaras de compensación automatizada que procesan pagos minoristas en lotes (nóminas, domiciliaciones, transferencias recurrentes). 
  • Redes de pagos instantáneos → nuevas infraestructuras nacionales que permiten mover Fiat en segundos (Bizum, PIX, UPI, FedNow). 
  • Tarjetas y redes internacionales → Visa, Mastercard, American Express, que dominan los pagos minoristas globales. 
  • SWIFT → la red de mensajería financiera que conecta más de 11.000 instituciones en todo el mundo y sirve como columna vertebral de las transferencias internacionales. 

 

El Fiat domina en volumen: hablamos de trillones de dólares procesados al año, lo que lo convierte en la base indiscutible del sistema de pagos. 

¿Y la DLT? Aquí actúa como aporte tecnológico: tokenización de depósitos, liquidaciones más rápidas y sistemas de pago instantáneo. No cambia el dinero, pero sí la tubería por la que circula. 

CBDCs: el dinero soberano en formato digital

Imagina tener acceso a euros o dólares directamente emitidos por tu banco central, sin necesidad de un banco intermediario. Eso es una CBDC (Central Bank Digital Currency). 

  • Versión mayorista: entre instituciones financieras. 
  • Versión minorista: para el ciudadano común, como un “efectivo digital”. 

 

Los experimentos ya están en marcha. Bahamas lanzó el Sand Dollar, Nigeria el eNaira, y China prueba su e-CNY en millones de comercios. El Banco Central Europeo proyecta un euro digital para 2026. 

El motor aquí es la DLT: permite pagos programables, interoperabilidad internacional y liquidaciones más rápidas. Pero el reto no es menor: ¿qué pasa si los ciudadanos abandonan a los bancos comerciales para guardar todo su dinero en el banco central? La CBDC promete eficiencia, pero también abre un debate sobre privacidad y equilibrio financiero. 

Stablecoins: la revolución privada ya está aquí

Si las CBDCs aún son promesas, las stablecoins son una realidad. Tokens como USDT (Tether) o USDC (Circle) ya mueven más de 27 billones de dólares al año, superando incluso los volúmenes de Visa. 

¿Por qué tanta adopción? 

  • Son rápidas. 
  • Son baratas. 
  • Funcionan igual en Nueva York que en Singapur. 

 

Las stablecoins son emitidas por empresas privadas, respaldadas (en teoría) por reservas en dólares u otros activos seguros. La DLT no es un añadido: es su esencia. Existen porque viven en blockchains como Ethereum, Tron o Solana. 

Pero no todo es brillo. La confianza en los emisores es su talón de Aquiles: ¿están realmente respaldadas 1:1 por dinero Fiat? Reguladores de todo el mundo —desde Europa con MiCA hasta EE. UU. con el GENIUS Act— buscan imponer reglas claras. 

Criptodivisas: el laboratorio del dinero digital

Bitcoin nació con una promesa: “ser dinero sin bancos”. Quince años después, se ha convertido más en un activo de inversión que en un medio de pago. 

Los roles son distintos: 

  • Mineros y validadores aseguran la red. 
  • Comunidades abiertas mantienen los protocolos. 
  • Exchanges conectan al usuario con el ecosistema. 

La DLT aquí es todo: Bitcoin y Ethereum son blockchain. Han traído los smart contracts, el auge de las DeFi y la idea de que el dinero puede ser realmente descentralizado. 

Sin embargo, la volatilidad y los altos costes de transacción hacen que, por ahora, sirvan más para especular o innovar que para pagar un café. 

 

Ecosistemas paralelos: las “carreteras” del Fiat digital

Más allá de las tipologías de dinero, existen ecosistemas que mueven principalmente moneda fiduciaria pero que han transformado la experiencia de pago. El dinero electrónico (PayPal, M-Pesa, Revolut), las redes de big tech (Apple Pay, Alipay, WeChat Pay) y los sistemas nacionales de pagos instantáneos (PIX en Brasil, UPI en India, FedNow en EE.UU.) son ejemplos de infraestructuras que no crean dinero nuevo, pero sí redefinen cómo circula el Fiat. También conviven monedas locales y programas de fidelización, que funcionan como cuasi-monedas en entornos limitados. Estos ecosistemas son esenciales para entender la evolución de los pagos: no compiten con Fiat, CBDC o stablecoins, sino que amplían las “carreteras” por las que circula el valor. 

 

Los cuatro modelos bajo la lupa

  • Fiat: seguirá dominando, con DLT mejorando la infraestructura. 
  • CBDC: puede redefinir la relación entre ciudadanos y dinero soberano. 
  • Stablecoins: ya son parte del día a día en pagos digitales globales. 
  • Criptodivisas: pioneras y laboratorio de innovación, aunque poco prácticas para pagos masivos. 

En todos los casos, la DLT actúa como un acelerador: más velocidad, más trazabilidad y nuevas formas de programar transacciones. 

 

Un camino nuevo: hacia un sistema híbrido

El futuro del dinero no será exclusivo, sino híbrido. Fiat seguirá como columna vertebral; las CBDCs añadirán una capa de soberanía digital; las stablecoins facilitarán pagos globales y en tiempo real; y las criptodivisas seguirán marcando la innovación. 

Lo que está en juego no es solo la eficiencia de los pagos, sino también la confianza y la soberanía monetaria. El desafío será encontrar el equilibrio entre innovación tecnológica, estabilidad financiera y derechos de los ciudadanos. 

Lo cierto es que el mundo de los pagos ya nunca volverá a ser el mismo: la era del dinero digital ha llegado para quedarse.